La sangre normal del adulto tiene tres clases de hemoglobina, un 97% corresponde a la HbA, 2% a la HbA2 y 1% a la hemoglobina fetal HbF. Esta última predomina en el feto desde el inicio del tercer trimestre y hasta el noveno mes, y tiene como función, facilitar el transporte de oxígeno a través de la placenta. El niño al nacer tiene un 50% de HbF y gradualmente su nivel va descendiendo hasta tener un 5% a los cinco meses y un 2% a los dos años. La electroforesis de hemoglobina capilar a diferencia de otros métodos identifica, separa y cuantifica la hemoglobina A (HbA) y hemoglobina F (HbF) y la hemoglobina A2 (HbA2), importantes para el diagnóstico de talasemias. En los casos de hemoglobinopatías estructurales, puede separar la hemoglobina C (HbC) y hemoglobina E (HbE) de la HbA2. La prueba es de utilidad para identificar hemoglobinopatías, siendo las de mayor importancia clínica y mayor frecuencia la HbS y la HbC y, las talasemias α y β, que debido a mutaciones genéticas, presentan niveles reducidos en la síntesis de las cadenas de la Hb.